CIENCIAS SOCIALES
LA GUERRA DEL PACIFICO Y EL DESTINO DE BOLIVIA
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(BOLIVIA)⥥⥥
CONTENIDO
EL CONFLICTO BELICO Y LA MEDITERRENEIDAD DE BOLIVIA
LA GUERRA DEL PACÍFICO
La
legitimidad de los derechos de Bolivia sobre el litoral Pacífico está fuera de
toda duda, igual que la legitimidad sobre el conjunto de su territorio, sin
embargo la insistencia de algunos historiadores chilenos en pretender demostrar
lo contrario obliga a recordar las bases jurídicas del territorio nacional.
La cultura
Tiahuanaco, reconocida como la más importante del pasado prehispánico
boliviano, cuyo centro se ubica en el actual departamento de La Paz en las
proximidades del lago Titicaca, desarrolló en su período expansivo por lo menos
siete asentamientos humanos en el valle de Azapa en plena costa del Pacífico.
Este aserto ha sido probado por investigaciones arqueológicas y ratificado por
el carbono 14.
Es sabido
también que el imperio incaico llegó en el sudoeste de sus dominios a copar
regiones del norte de Argentina y el norte de Chile (es decir el territorio
boliviano usurpado).
Pero la
referencia jurídica más importante es la colonial por una razón básica, porque
las naciones americanas aceptaren el concepto romano del uti possidetis juris
que quiere decir “como poseéis (hoy) seguiréis poseyendo en el futuro”. Se tomó
como punto de partida la delimitación política existente en el año de 1810. La
demarcación de entonces fue el punto de partida de las nuevas naciones. En el
caso de Bolivia el territorio de la Audiencia de Charcas dependiente entonces
del virreinato del Perú. En el territorio en cuestión la Audiencia de Charcas
abarcaba desde el río Loa en el norte (al norte de Tocopilla y al sur de
Iquique, entonces territorio peruano) a los 21º y el río Salado en el sur (al
sur de Taltal y al norte del valle de Copiapó) entre los grados 26 y 27. Las
leyes IX y XII de la Recopilación de Indias establecen claramente esa
jurisdicción de lo que a partir de 1825 fue el departamento de Potosí.
El 18 de
abril de 1548, el pacificador La Gasea que definió los límites entre el
virreinato del Perú (Audiencia de Charcas en esa región) y la capitanía de
Chile, estableció el paralelo 25 como la demarcación más al norte de Chile.
Este mismo criterio fue expresado por don Pedro de Valdivia conquistador de
Chile en su carta al emperador Carlos V de 15 de octubre de 1550, en la que
menciona textualmente el paralelo 25 como el límite más al norte de su
jurisdicción. Queda claro que Chile nunca poseyó territorios más al norte del
valle de Copiapó y que esa realidad fue sistemáticamente reconocida en todos
los mapas que se publicaron en el mundo hasta 1880. Sobre esa base la soberanía
boliviana era indiscutible cuando menos hasta el Paposo en el paralelo 25.
EL
LITORAL BOLIVIANO
Cuando
Bolivia nació a la vida independiente, el litoral era uno de los seis partidos
de Potosí. El 29 de Enero de 1825 el Mariscal Sucre clarificó la división
política de Bolivia. Las intendencias o presidencias fueron convertidas en
departamentos. Bolivia quedó dividida en cinco departamentos: Chuquisaca, La
Paz, Cochabamba, Santa Cruz y Potosí. Los departamentos fueron divididos en
provincias y estas en cantones. Atacama fue una de las provincias dependientes
de la prefectura de Potosí, su capital era San Pedro de Atacama.
El 1º de
Julio de 1829 el Mariscal Andrés de Santa Cruz mediante decreto transformó
Atacama en una provincia independiente con un gobernador que respondía
directamente al Presidente y con la nueva denominación de provincia Litoral,
una jerarquía intermedia superior a una provincia común, pero inferior a un
departamento. En 1839 el Presidente José Miguel de Velasco elevó el rango del
Litoral a distrito con un prefecto.
Finalmente,
el I2 de Enero de 1867 el gobierno de Mariano Melgarejo creó el departamento
del Litoral. Sobre la base de las provincias que desde siempre tuvo el Litoral
con el denominativo genérico de Mejillones (probablemente por ser el punto de
mayor riqueza económica de ese territorio) que dio lugar al departamento
Litoral.
Políticamente
el Litoral se dividía en dos provincias, La Mar capital Cobija, que era además
capital de todo el distrito y Atacama capital San Pedro de Atacama. Los
cantones eran San Pedro de Atacama, Chiu Chiu, Calama, Rosario, Susquez, Conche
y Antofagasta (no la actual ciudad portuaria que recién nació en 1867). La
decadencia económica de Cobija sumada a los movimientos telúricos que la
afectaron, determinó en los hechos (sin mediar documento oficial conocido que
así lo establecerá) que desde 1875 la capital del departamento fuera
Antofagasta. Allí residía el prefecto.
La
población del Litoral tenía al nacer la república alrededor de 3.700
habitantes. En 1855, 5.500 habitantes y en el momento de la guerra alrededor de
15.000 almas. El hecho más dramático es que la gran mayoría de esa población
era de origen chileno, lo que determinó una casi nula resistencia civil al despojo
de 1879. Las principales poblaciones eran Calama, San Pedro de Atacama y
Caracoles dentro del territorio y Cobija, Tocopilla, Mejillones, Antofagasta
(el punto más importante de población con 6.000 habitantes) y Taltal.
EL
GUANO, SALITRE Y LA PLATA
La razón
porque una región tan inhóspita como Atacama se convirtió en motivo de
conflicto fue la evidencia de su riqueza que se reflejaba sobre todo en dos
productos, el guano y el salitre. Ambos utilizados para la fertilización de
tierras. Así, la tierra más árida del mundo tenía en su seno la potencialidad
para fecundar a otras tierras del planeta.
El guano
es el excremento de las aves que viven en la zona, pelícanos, los llamados
guanay (precisamente porque producen guano) y piqueros. Millones de esas aves generaron
durante miles de años los depósitos de guano más grandes del mundo en las islas
Chincha del Perú (el centro mayor de guano del planeta) y en otras islas y
morros costeros. En Bolivia el núcleo guanero más grande era el morro de la
península de Mejillones. La explotación masiva de guano se hizo durante todo el
siglo XIX y Perú recibió grandes ingresos por ese concepto. Europa era la mayor
compradora del producto que se transportaba en barcos. En la década de los
cuarenta del siglo XIX Perú llegó a exportar más de 100.000 toneladas anuales
de guano. En Bolivia la explotación comenzó en 1841 de forma clandestina. Entre
1842 y 1849 diversas empresas produjeron 53.000 toneladas, lo que hace un
promedio de 7.500 toneladas anuales, muy por debajo del Perú. Pero fue la
potencialidad de ampliar esa explotación la que derivó en contratos con
empresarios chilenos, ingleses y estadounidenses, que contribuirían al despojo
del territorio nacional.
La
evolución geológica de los desiertos de Atacama (Bolivia) y Tarapacá (Perú)
transformó masas de agua en inmensos salares. La extrema sequedad del clima
contribuyó a ese proceso y a que las diferentes sales de la superficie no
fueran disueltas o arrastradas por corrientes subterráneas, permaneciendo en la
superficie.
La sal más
frecuente era el nitrato de sodio conocido vulgarmente como salitre o caliche.
En la época colonial la potasa extraída de las sales se usó para la fabricación
de pólvora, pero a partir de 1830 se constató su poder estimulante de la
productividad agrícola. Complementario del guano, el salitre tuvo gran demanda
como fertilizante agrario consumido por naciones europeas y Estados Unidos.
Superficial o enterrado a un par de metros bajo tierra, el salitre fue
explotado y exportado intensivamente. Fueron los hermanos Latrille los que
encontraron por primera vez salitre en el desierto de Atacama en 1857.
Por si
esto fuera poco, hacia 1870 la noticia de la gran riqueza argentífera de la
zona de Caracoles (entre Mejillones y San Pedro de Atacama) despertó una
verdadera fiebre que en su momento de auge convirtió a Caracoles en una
población de más de (10.000 habitantes con una producción de entre 60.000 y
80.000 marcos de plata (1875) contra los 50.000 marcos de plata de todas las
otras minas bolivianas incluyendo Potosí.
ANTOFAGASTA
Las
intenciones expansionistas chilenas cada vez más desembozadas, llevaron a
Bolivia y Perú a la firma de un tratado secreto el 6 de enero de 1873, mediante
el cual ambos países se comprometían a aliarse en caso de un ataque del vecino
del sur. Ambos intentaron incluir a la Argentina en el tratado, pero el
esfuerzo no pudo concretarse.
Electo el
presidente Adolfo Ballivian propuso al Congreso la autorización para adquirir
un empréstito que le permitiera a Bolivia comprar dos barcos blindados, vitales
para el control de su costa marítima. Bolivia era el único de los tres
países que carecía de fuerza naval. El congreso le negó el permiso al
Presidente.
En 1874 el
ministro de RR.EE. de Bolivia Mariano Baptista y el plenipotenciario Carlos
Walker Martínez firmaron un tratado que sería el detonante de la guerra de
1879. Bolivia aceptaba no cobrar impuesto ni gravamen alguno a personas,
industrias o capitales chilenos que explotasen las riquezas del litoral
boliviano. El 6 de noviembre de 1874 el congreso ratificó el tratado.
Si bien
Cobija fue el muerto elegido por Bolivia como núcleo mayor del Litoral, en los
hechos el éxito económico de la explotación del salitre determinó que
Antofagasta fuera el centro urbano mayor de nuestras rostas (salvo el período
de auge de Caracoles). La ciudad fue fundada por orden expresa del Presidente
Mariano Melgarejo de 27 de agosto de 1868. La fundó el prefecto del Litoral don
José Taborga el 22 de octubre de 1868 con el nombre de La Chimba, pero poco después
el propio Melgarejo le cambió el nombre tomando el de Antofagasta que era la
denominación de una finca de su hermano Anselmo, ubicada en la puna de Atacama.
En 1871 Morales la declaró como puerto abierto.
INICIO
DEL CONFLICTO
Si bien la
explotación de las riquezas del litoral boliviano comenzaron en 1842 (contrato
con el brasileño López Gama), fue en la década de los años cincuenta cuando el
tema se volvió importante. En 1858 José Avelino Aramayo en representación de
intereses ingleses intentó un contrato con Bolivia para la explotación del
guano, competía con el francés Arnous de la Riviere en representación del
industrial de ese país Lucien Armand. Después de varios años, en 1866 Riviere
convenció al gobierno de Melgarejo y firmó un contrato para explotar 1.500.000
toneladas de guano a cambio de 250.000 pesos a repartir en partes iguales por
Bolivia y Chile (en virtud del tratado de 1866). Armand quebró y el contrato se
rescindió.
En 1868 el
estadounidense Enrique Meiggs, representado por el chileno Lorenzo Claro (de
nefasta influencia sobre los círculos de poder boliviano durante la guerra),
firmó un documento de préstamo de 4 millones de pesos a Bolivia al 8 % anual, a
cambio Bolivia puso como garantía todo el guano descubierto y por descubrir, le
vendió el guano a Meiggs a 6 pesos por tonelada y le cedió el derecho de
explotación de toda la riqueza mineral del litoral. Meiggs prestó un millón de
su dinero y el saldo con las ganancias guaneras. Afortunadamente, el 10 de
octubre de 1871 el contrato fue rescindido, pero con una compensación de
800.000 pesos a Meiggs.
El 30 de
enero de 1873 el gobierno de Ballivián comenzó la construcción del primer
ferrocarril boliviano desde Mejillones hacia Bolivia, lo hizo mediante contrato
con Braun, Watson, Martínez y Meiggs. El bloqueo financiero del grupo de la
Salitrera de Antofagasta hizo fracasar el proyecto, sólo se construyeron unos
pocos kilómetros y finalmente el ferrocarril fue desmantelado.
Pero la
verdadera piedra de toque fue el salitre. En 1866 los chilenos José Santos Ossa
y Francisco Puelma obtuvieron una increíble concesión del plenipotenciario
boliviano en Santiago Mariano Donato Muñoz, derecho exclusivo de explotación de
todo el salitre del litoral boliviano. En 1868 Ossa, Puelma y Antonio de Lama crearon
la Sociedad Exploradora del Desierto de Atacama que por 10.000 pesos pagados a
Bolivia mantuvo el derecho del 66. En 1869 la compañía aceptó capital
mayoritario inglés y pasó a llamarse Melbourne y Clarke. Con un capital de
300.000 pesos empezó a explotar con éxito salitre en el salar de El Carmen. En
1872 ante el éxito logrado se creó la Compañía de Salitres y Ferrocarril de
Antofagasta con sede en esa ciudad. El primer ferrocarril que funcionó en
territorio boliviano fue el construido por dicha compañía que en 1873 unió
Antofagasta con el salar del Carmen y en 1876 con el salar de Salinas. Para
entonces la compañía explotaba 3.000 quintales diarios de salitre.
El 27 de
noviembre de 1873 Belisario Pero en representación de la Compañía de Salitres
firmó un contrato con Bolivia mediante el cual a cambio de una patente de 40
bolivianos año por estaca explotada (800 metros por 800 metros) obtuvo derecho
de explotación por 15 años libre de cualquier otro gravamen, a lo que se sumó
el tratado de 1874 ya citado. Entre 1870 y 1876 varias empresas comenzaron la
explotación de salitre a despecho de la injusta exclusividad de la Compañía de
Salitres pero sin llegar nunca a competir en poder y eficiencia con ésta.
Cabe aquí
recordar que importantes miembros del gobierno de Chile, empezando por el
Presidente Pinto, algún ministro de su gabinete y jefes chilenos de la campaña
militar del 79 eran accionistas de la Compañía de Salitres, lo que explica la
diligencia en su defensa intransigente.
El 14 de
febrero de 1878, ante la evidencia de la pobreza de la región, las
consecuencias del terremoto de 1877 y la largueza con la que se habían hecho
las concesiones, el gobierno de Bolivia decidió imponer un impuesto de 10
centavos por tonelada exportada de salitre a la Compañía. La disposición pasaba
por alto el tratado de 1874 entre Bolivia y Chile y el contrato de 1873 con la
Compañía de Salitres, ambos documentos decían expresamente que la explotación
de salitre y guano estaban liberadas de cualquier gravamen. La decisión estuvo
en suspenso hasta diciembre de ese año. En enero el prefecto antofagastino
embargó los bienes de la Compañía y el I2 de febrero de 1879 el gobierno
rescindió el contrato, sobre el supuesto de que al extinguirse el compromiso
quedaba resuelto el tema del respeto al tratado de 1874. Pero era tarde, Chile
tomó al vuelo la excusa que le daba la nueva ley y decidió la agresión, había
encontrado la razón que esperaba para atacar y lo hizo.
INVASIÓN
DE ANTOFAGASTA
El 14 de
febrero de 1879 se produjo la invasión. Los habitantes antofagastinos vieron en
el horizonte el humo del blindado Cochrane y la corbeta O'Higgins que se
sumaban al blindado Blanco Encalada surto en el puerto varios días antes. El
prefecto Zapata carecía de un mínimo de efectivos con que encarar una defensa
por lo que el desembarco de las tropas chilenas que en número aproximado de 200
tomaron la plaza fue un paseo. Los chilenos obligaron a Zapata, los
funcionarios bolivianos y los pocos guardias armados, a abandonar la ciudad. De
los 6.000 habitantes de Antofagasta, 5.000 eran chilenos y solo 600 bolivianos,
el resto de varias nacionalidades. La población chilena celebró la invasión y
el señor Hicks representante de la Compañía de Salitres furibundo antiboliviano
fue liberado y recuperados los bienes de la empresa. Chile defendía
cumplidamente los intereses del capitalismo inglés. Dos días después, el 16,
los chilenos tomaron el centro minero de Caracoles.
La
invasión inició unilateralmente el conflicto bélico. Al no existir líneas
telegráficas en nuestro territorio, la noticia llegó a Bolivia por la vía de
Tacna. El vapor Amazonas llegó al atardecer del 19 de febrero a Tacna con la
noticia, el cónsul boliviano Manuel Granier escribió una carta al Presidente y
la envió con el chasqui Gregorio Collque (Goyo) que hizo el máximo esfuerzo y
cubrió la distancia a La Paz en cinco días. El 25 le entregó la carta a Daza.
El 26 el gobierno hizo una proclama a la nación comunicando la agresión y
estableciendo los aprestos para la defensa.
El ataque
llegaba en un pésimo momento para Bolivia, una inclemente sequía en 1878 había
generado desabastecimiento en los mercados, hambruna, peste y gran mortandad.
AVAROA,
CABRERA Y LA DEFENSA DE CALAMA
El 21 de
marzo continuó la ofensiva chilena apoyada en la fuerza de su escuadra marítima
y se produjo la toma de Cobija y Tocopilla. En Calama dentro del territorio
atacameño se organizó la defensa, al mando de Ladislao Cabrera apoyado por el
prefecto de Antofagasta Severino Zapata y un contingente de 135 hombres. Los atacantes
chilenos que venían de Tocopilla eran 544. Los defensores se parapetaron en
varios puntos de las afueras de la población y resistieron valientemente los
ataques de la caballería chilena bajo la enérgica conducción de Cabrera.
Aunque
tenía varios flancos, la agresión se concentró en el puente del Topáter sobre
el río Loa. Después de repeler un par de andanadas el grupo en el que estaban
Eduardo Abaroa, Juan Patino y Saturnino Burgos intentó un contraataque, pero la
superioridad numérica chilena arrasó a los defensores, muchos quedaron muertos
otros se retiraron ante la inutilidad de la defensa, pero Eduardo Abaroa herido
en la garganta se negó a la retirada y enfrentó a un contingente de más de 100
soldados de Chile. Sólo, disparó y mantuvo a raya a los atacantes hasta que se
le acabó la munición, estaba ya muy débil por la sangre que manaba a borbotones
de su garganta. Los oficiales chilenos le intimaron rendición y el hombre,
convertido en un emblema de la nación respondió con la frase que lo llevó a la
inmortalidad ¡Qué se rinda su abuela carajo! Dos disparos le segaron la vida.
Las tropas invasoras tomaron el lugar, pero admiradas por el valor del héroe lo
enterraron en el cementerio de Calama.
PARTICIPACIÓN
DE PERÚ EN LA GUERRA
Bolivia
envió a Serapio Reyes Ortiz a Lima con el objetivo de poner en funcionamiento
el tratado secreto de 1873. Era Presidente del Perú Mariano Ignacio Prado. Los
peruanos habían olvidado el pacto y el entuerto no era lo más deseable, pero
aceptaron el compromiso. Las autoridades chilenas, enteradas desde antes de ese
pacto, se dieron cuenta de que la entrada del Perú era inminente y de igual
modo que agredieron militarmente a Bolivia, el Presidente de Chile Aníbal Pinto
pidió autorización a su congreso para declarar la guerra y oficialmente la
declaró el 6 de abril de 1879.
Perú cargó
los gastos bélicos a Bolivia con el argumento de que se unía a nuestro país
para defender los territorios bolivianos tomados por Chile y no su propia
heredad. Después de ardua negociación se avino a recibir como pago el 50 % de
las rentas aduaneras de Bolivia hasta un máximo de 400.000 pesos.
Chile
intentó desde el principio de la guerra romper la alianza. El canciller
chileno Santa María buscó convencer a Bolivia de abandonar al Perú y aliarse
con Chile, para ello pidió al prestigioso historiador boliviano afincado en
Santiago Gabriel René Moreno, llevarle al Presidente Daza un documento que se
conoció como las “Bases Chilenas” para un acuerdo con Bolivia.
René
Moreno cumplió con el cometido convencido de que se trataba de una
responsabilidad patriótica hacer conocer ese punto de vista al
mandatario. Las bases se pueden resumir en: 1 Chile y Bolivia se alían en
contra del Perú. 2. Bolivia reconoce la soberanía chilena hasta el paralelo 23.
3. Chile se compromete a ayudar a Bolivia a apropiarse de parte de la
costa peruana (Tacna y Arica). 4. Chile proporcionará a Bolivia armas y
dinero para la guerra.
Daza
después de conocer la propuesta la rechazó de plano encargándole a René Moreno
llevar el mensaje a Santa María. Por esta misión el intelectual cruceño
fue acusado en diversos círculos del país.
BATALLA
DEL ALTO DE LA ALIANZA
El
nombramiento de Campero como Presidente provisional el 19 de enero de 1880,
realizado por la precaria junta instalada en La Paz tras la caída de Daza (28
de diciembre de 1879), coincidió con uno de los momentos más dramáticos de la
República, la pérdida de nuestra costa marítima y el fin de la guerra para
Bolivia.
La
designación del nuevo Presidente tuvo que ver precisamente con el
convencimiento de que Campero tenía los conocimientos militares suficientes
come para ponerse al frente del ejército boliviano y eventualmente del ejército
aliado estacionado en Tacna que vivía fuertes tensiones. Este punto de vista se
mantuvo a pesar de su desafortunada conducción de la Quinta división. Entre
enero y marzo la “junta” de Uladislao Silva forcejeo para hacerse del poder e
incluso apresó a Campero por algún tiempo en Viacha, pero finalmente se impuso
la razón. En abril de 1880 Campero partió hacia Tacna al frente de una nueva
división de 1.500 soldados para encontrarse con las fuerzas Perú-bolivianas. La
llegada del Presidente apaciguó el enfrentamiento entre el mando boliviano en
manos del coronel Eliodoro Camacho y el peruano bajo las órdenes del
contralmirante Lizardo Montero. Campero unificó criterios y asumió el mando
aliado con el beneplácito del Presidente peruano Nicolás de Piérola.
La batalla
se inició el 26 de mayo de 1880. El objetivo chileno era Tacna y para ello
había preparado un ejército de 19.000 hombres al mando del general Manuel
Baquedano. Las fuerzas aliadas sumaban sólo 12.000 efectivos, 6.500 peruanos y
5.500 bolivianos. El terreno era desértico con grados extremos de sequedad, el
cielo despejado alternaba con períodos de densa neblina, llamada camanchaca,
temperaturas de hasta 28 grados en el día y frío intenso en la noche. Las
fuerzas de ambos bandos se estructuraban en base a la infantería, caballería y
artillería en ataque frontal y cuerpo a cuerpo, con la entrada de oleadas de
cargas de caballería y cobertura con martilleo de cañones. La continuidad del
desierto se rompía en la meseta de Intiorco, donde se instaló Campero. El lugar
fue bautizado como “Alto de la Alianza”, una de las versiones sobre este nombre
indica que surgió de la decisión chilena de ponerle en Tacna un alto definitivo
a la alianza Perú-boliviana, los defensores abrieron tres frentes de batalla.
Entre las nueve de la mañana y las tres de la tarde se combatió fieramente, el
episodio más destacado fue la intervención heroica de los colorados de Bolivia
que cargaron para reforzar la debilitada ala izquierda del coronel Camacho. El
empuje de los colorados representó un fuerte avance aliado que hizo retroceder
a la primera división chilena y resistió con entereza la carga chilena de
caballería de Yavar. Allí estuvieron el coronel Felipe Ravelo, Bustillo,
González y otros jefes. Fue el último momento en que se pudo pensar en una
victoria aliada. Los chilenos tenían en reserva una división y casi toda su
caballería. El ataque final de Chile terminó por desmoronar a los aliados,
agotados por la fallida incursión de la madrugada anterior, inferior en número,
escasa de munición, sedienta y seriamente diezmados. Más de 5.000 muertos y
heridos con una alta proporción de jefes y oficiales quedaron regados en el
campo. Los destacamentos Murillo y zapadores de Bolivia y Tacna del Perú,
fueron la última resistencia. Tacna cayó en manos de los chilenos al final de
la tarde.
La batalla
del Alto de la Alianza selló la suerte de Bolivia. Las fuerzas comandadas por
Campero emprendieron la retirada hacia los Andes. Esa fue la última batalla de
la guerra del Pacífico en que participaron las armas bolivianas. Perú, en
cambio, sufrió la guerra tres años más, hasta 1883. Los chilenos ocuparon Lima
y buena parte del territorio peruano por más de un año.
NEGOCIACIONES
POSTGUERRA
El 11 de
junio de 1880 se produjo el último intento por mantener la alianza
Perú-boliviana sobre la nostalgia de la confederación del gran prócer Andrés de
Santa Cruz. El ministro de RR.EE. de Perú Pedro José Calderón y el ministro
plenipotenciario de Bolivia Melchor Terrazas, firmaron el protocolo preliminar
para la creación de los Estados Unidos Perú-bolivianos que contemplaba la
fusión de los departamentos de Tacna y Oruro, Potosí y Tarapacá, dejaba
pendiente la capital y determinaba un Presidente elegido por voto directo con
cinco años de mandato. Las circunstancias no permitieron que un proyecto así
pudiera siquiera considerarse. La decisión de Chile expresada en 1839 de
destruir la confederación era clara y se mantenía vigente, más aún ahora que
había vencido militarmente y ocupaba territorios de Bolivia y Perú.
- En este contexto llegó la primera reunión de paz propiciada por el secretario de estado de EE.UU. William Evarts. El 22 de octubre de 1880 se reunieron en la goleta norteamericana Lakawana estacionada en Arica. Eulogio Altamirano, Francisco Vergara y Eusebio Lillo por Chile, Antonio Arenas y Aurelio García por Perú y Crisóstomo Carrillo y Mariano Baptista por Bolivia. Chile habló claro. Quería la cesión de los territorios de Perú y Bolivia ubicados al sur de Camarones, un pago de 20 millones de pesos, devolución de bienes chilenos despojados en Perú y Bolivia, ruptura definitiva de la alianza Perú-boliviana y retención temporal de Moquegua, Tacna y Arica. Por lo bajo los delegados chilenos propusieron a Bolivia cederles Tacna y Arica a cambio de la aceptación de las restantes condiciones (hasta mes del siglo, los coqueteos chilenos con Bolivia ofreciendo los puertos peruanos fueron permanentes). Eran condiciones imposibles, la conferencia fracasó. Chile inició la campaña de Lima y en los hechos la mayoría de las exigencias terminaron por cumplirse por la fuerza.
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