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LA GUERRA DEL PACIFICO Y EL DESTINO DE BOLIVIA
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(BOLIVIA)⥥⥥





                           ACTIVIDADES PARA REFLEXIONAR Y COMPLEMENTAR                         

CONTENIDO

EL CONFLICTO BELICO Y LA MEDITERRENEIDAD DE BOLIVIA

LA GUERRA DEL PACÍFICO

La legitimidad de los derechos de Bolivia sobre el litoral Pacífico está fuera de toda duda, igual que la legitimidad sobre el conjunto de su territorio, sin embargo la insistencia de algunos historiadores chilenos en pretender demostrar lo contrario obliga a recordar las bases jurídicas del territorio nacional.
La cultura Tiahuanaco, reconocida como la más importante del pasado prehispánico boliviano, cuyo centro se ubica en el actual departamento de La Paz en las proximidades del lago Titicaca, desarrolló en su período expansivo por lo menos siete asentamientos humanos en el valle de Azapa en plena costa del Pacífico. Este aserto ha sido probado por investigaciones arqueológicas y ratificado por el carbono 14.
Es sabido también que el imperio incaico llegó en el sudoeste de sus dominios a copar regiones del norte de Argentina y el norte de Chile (es decir el territorio boliviano usurpado).
Pero la referencia jurídica más importante es la colonial por una razón básica, porque las naciones americanas aceptaren el concepto romano del uti possidetis juris que quiere decir “como poseéis (hoy) seguiréis poseyendo en el futuro”. Se tomó como punto de partida la delimitación política existente en el año de 1810. La demarcación de entonces fue el punto de partida de las nuevas naciones. En el caso de Bolivia el territorio de la Audiencia de Charcas dependiente entonces del virreinato del Perú. En el territorio en cuestión la Audiencia de Charcas abarcaba desde el río Loa en el norte (al norte de Tocopilla y al sur de Iquique, entonces territorio peruano) a los 21º y el río Salado en el sur (al sur de Taltal y al norte del valle de Copiapó) entre los grados 26 y 27. Las leyes IX y XII de la Recopilación de Indias establecen claramente esa jurisdicción de lo que a partir de 1825 fue el departamento de Potosí.
El 18 de abril de 1548, el pacificador La Gasea que definió los límites entre el virreinato del Perú (Audiencia de Charcas en esa región) y la capitanía de Chile, estableció el paralelo 25 como la demarcación más al norte de Chile. Este mismo criterio fue expresado por don Pedro de Valdivia conquistador de Chile en su carta al emperador Carlos V de 15 de octubre de 1550, en la que menciona textualmente el paralelo 25 como el límite más al norte de su jurisdicción. Queda claro que Chile nunca poseyó territorios más al norte del valle de Copiapó y que esa realidad fue sistemáticamente reconocida en todos los mapas que se publicaron en el mundo hasta 1880. Sobre esa base la soberanía boliviana era indiscutible cuando menos hasta el Paposo en el paralelo 25.

EL LITORAL BOLIVIANO

Cuando Bolivia nació a la vida independiente, el litoral era uno de los seis partidos de Potosí. El 29 de Enero de 1825 el Mariscal Sucre clarificó la división política de Bolivia. Las intendencias o presidencias fueron convertidas en departamentos. Bolivia quedó dividida en cinco departamentos: Chuquisaca, La Paz, Cochabamba, Santa Cruz y Potosí. Los departamentos fueron divididos en provincias y estas en cantones. Atacama fue una de las provincias dependientes de la prefectura de Potosí, su capital era San Pedro de Atacama.
El 1º de Julio de 1829 el Mariscal Andrés de Santa Cruz mediante decreto transformó Atacama en una provincia independiente con un gobernador que respondía directamente al Presidente y con la nueva denominación de provincia Litoral, una jerarquía intermedia superior a una provincia común, pero inferior a un departamento. En 1839 el Presidente José Miguel de Velasco elevó el rango del Litoral a distrito con un prefecto.
Finalmente, el I2 de Enero de 1867 el gobierno de Mariano Melgarejo creó el departamento del Litoral. Sobre la base de las provincias que desde siempre tuvo el Litoral con el denominativo genérico de Mejillones (probablemente por ser el punto de mayor riqueza económica de ese territorio) que dio lugar al departamento Litoral.
Políticamente el Litoral se dividía en dos provincias, La Mar capital Cobija, que era además capital de todo el distrito y Atacama capital San Pedro de Atacama. Los cantones eran San Pedro de Atacama, Chiu Chiu, Calama, Rosario, Susquez, Conche y Antofagasta (no la actual ciudad portuaria que recién nació en 1867). La decadencia económica de Cobija sumada a los movimientos telúricos que la afectaron, determinó en los hechos (sin mediar documento oficial conocido que así lo establecerá) que desde 1875 la capital del departamento fuera Antofagasta. Allí residía el prefecto.
La población del Litoral tenía al nacer la república alrededor de 3.700 habitantes. En 1855, 5.500 habitantes y en el momento de la guerra alrededor de 15.000 almas. El hecho más dramático es que la gran mayoría de esa población era de origen chileno, lo que determinó una casi nula resistencia civil al despojo de 1879. Las principales poblaciones eran Calama, San Pedro de Atacama y Caracoles dentro del territorio y Cobija, Tocopilla, Mejillones, Antofagasta (el punto más importante de población con 6.000 habitantes) y Taltal.

EL GUANO, SALITRE Y LA PLATA

La razón porque una región tan inhóspita como Atacama se convirtió en motivo de conflicto fue la evidencia de su riqueza que se reflejaba sobre todo en dos productos, el guano y el salitre. Ambos utilizados para la fertilización de tierras. Así, la tierra más árida del mundo tenía en su seno la potencialidad para fecundar a otras tierras del planeta.
El guano es el excremento de las aves que viven en la zona, pelícanos, los llamados guanay (precisamente porque producen guano) y piqueros. Millones de esas aves generaron durante miles de años los depósitos de guano más grandes del mundo en las islas Chincha del Perú (el centro mayor de guano del planeta) y en otras islas y morros costeros. En Bolivia el núcleo guanero más grande era el morro de la península de Mejillones. La explotación masiva de guano se hizo durante todo el siglo XIX y Perú recibió grandes ingresos por ese concepto. Europa era la mayor compradora del producto que se transportaba en barcos. En la década de los cuarenta del siglo XIX Perú llegó a exportar más de 100.000 toneladas anuales de guano. En Bolivia la explotación comenzó en 1841 de forma clandestina. Entre 1842 y 1849 diversas empresas produjeron 53.000 toneladas, lo que hace un promedio de 7.500 toneladas anuales, muy por debajo del Perú. Pero fue la potencialidad de ampliar esa explotación la que derivó en contratos con empresarios chilenos, ingleses y estadounidenses, que contribuirían al despojo del territorio nacional.
La evolución geológica de los desiertos de Atacama (Bolivia) y Tarapacá (Perú) transformó masas de agua en inmensos salares. La extrema sequedad del clima contribuyó a ese proceso y a que las diferentes sales de la superficie no fueran disueltas o arrastradas por corrientes subterráneas, permaneciendo en la superficie.
La sal más frecuente era el nitrato de sodio conocido vulgarmente como salitre o caliche. En la época colonial la potasa extraída de las sales se usó para la fabricación de pólvora, pero a partir de 1830 se constató su poder estimulante de la productividad agrícola. Complementario del guano, el salitre tuvo gran demanda como fertilizante agrario consumido por naciones europeas y Estados Unidos. Superficial o enterrado a un par de metros bajo tierra, el salitre fue explotado y exportado intensivamente. Fueron los hermanos Latrille los que encontraron por primera vez salitre en el desierto de Atacama en 1857.
Por si esto fuera poco, hacia 1870 la noticia de la gran riqueza argentífera de la zona de Caracoles (entre Mejillones y San Pedro de Atacama) despertó una verdadera fiebre que en su momento de auge convirtió a Caracoles en una población de más de (10.000 habitantes con una producción de entre 60.000 y 80.000 marcos de plata (1875) contra los 50.000 marcos de plata de todas las otras minas bolivianas incluyendo Potosí.

ANTOFAGASTA

Las intenciones expansionistas chilenas cada vez más desembozadas, llevaron a Bolivia y Perú a la firma de un tratado secreto el 6 de enero de 1873, mediante el cual ambos países se comprometían a aliarse en caso de un ataque del vecino del sur.  Ambos intentaron incluir a la Argentina en el tratado, pero el esfuerzo no pudo concretarse.
Electo el presidente Adolfo Ballivian propuso al Congreso la autorización para adquirir un empréstito que le permitiera a Bolivia comprar dos barcos blindados, vitales para el control de su costa marítima.  Bolivia era el único de los tres países que carecía de fuerza naval.  El congreso le negó el permiso al Presidente.
En 1874 el ministro de RR.EE. de Bolivia Mariano Baptista y el plenipotenciario Carlos Walker Martínez firmaron un tratado que sería el detonante de la guerra de 1879.  Bolivia aceptaba no cobrar impuesto ni gravamen alguno a personas, industrias o capitales chilenos que explotasen las riquezas del litoral boliviano.  El 6 de noviembre de 1874 el congreso ratificó el tratado.
Si bien Cobija fue el muerto elegido por Bolivia como núcleo mayor del Litoral, en los hechos el éxito económico de la explotación del salitre determinó que Antofagasta fuera el centro urbano mayor de nuestras rostas (salvo el período de auge de Caracoles). La ciudad fue fundada por orden expresa del Presidente Mariano Melgarejo de 27 de agosto de 1868. La fundó el prefecto del Litoral don José Taborga el 22 de octubre de 1868 con el nombre de La Chimba, pero poco después el propio Melgarejo le cambió el nombre tomando el de Antofagasta que era la denominación de una finca de su hermano Anselmo, ubicada en la puna de Atacama. En 1871 Morales la declaró como puerto abierto.

INICIO DEL CONFLICTO

Si bien la explotación de las riquezas del litoral boliviano comenzaron en 1842 (contrato con el brasileño López Gama), fue en la década de los años cincuenta cuando el tema se volvió importante. En 1858 José Avelino Aramayo en representación de intereses ingleses intentó un contrato con Bolivia para la explotación del guano, competía con el francés Arnous de la Riviere en representación del industrial de ese país Lucien Armand. Después de varios años, en 1866 Riviere convenció al gobierno de Melgarejo y firmó un contrato para explotar 1.500.000 toneladas de guano a cambio de 250.000 pesos a repartir en partes iguales por Bolivia y Chile (en virtud del tratado de 1866). Armand quebró y el contrato se rescindió.
En 1868 el estadounidense Enrique Meiggs, representado por el chileno Lorenzo Claro (de nefasta influencia sobre los círculos de poder boliviano durante la guerra), firmó un documento de préstamo de 4 millones de pesos a Bolivia al 8 % anual, a cambio Bolivia puso como garantía todo el guano descubierto y por descubrir, le vendió el guano a Meiggs a 6 pesos por tonelada y le cedió el derecho de explotación de toda la riqueza mineral del litoral. Meiggs prestó un millón de su dinero y el saldo con las ganancias guaneras. Afortunadamente, el 10 de octubre de 1871 el contrato fue rescindido, pero con una compensación de 800.000 pesos a Meiggs.
El 30 de enero de 1873 el gobierno de Ballivián comenzó la construcción del primer ferrocarril boliviano desde Mejillones hacia Bolivia, lo hizo mediante contrato con Braun, Watson, Martínez y Meiggs. El bloqueo financiero del grupo de la Salitrera de Antofagasta hizo fracasar el proyecto, sólo se construyeron unos pocos kilómetros y finalmente el ferrocarril fue desmantelado.
Pero la verdadera piedra de toque fue el salitre. En 1866 los chilenos José Santos Ossa y Francisco Puelma obtuvieron una increíble concesión del plenipotenciario boliviano en Santiago Mariano Donato Muñoz, derecho exclusivo de explotación de todo el salitre del litoral boliviano. En 1868 Ossa, Puelma y Antonio de Lama crearon la Sociedad Exploradora del Desierto de Atacama que por 10.000 pesos pagados a Bolivia mantuvo el derecho del 66. En 1869 la compañía aceptó capital mayoritario inglés y pasó a llamarse Melbourne y Clarke. Con un capital de 300.000 pesos empezó a explotar con éxito salitre en el salar de El Carmen. En 1872 ante el éxito logrado se creó la Compañía de Salitres y Ferrocarril de Antofagasta con sede en esa ciudad. El primer ferrocarril que funcionó en territorio boliviano fue el construido por dicha compañía que en 1873 unió Antofagasta con el salar del Carmen y en 1876 con el salar de Salinas. Para entonces la compañía explotaba 3.000 quintales diarios de salitre.
El 27 de noviembre de 1873 Belisario Pero en representación de la Compañía de Salitres firmó un contrato con Bolivia mediante el cual a cambio de una patente de 40 bolivianos año por estaca explotada (800 metros por 800 metros) obtuvo derecho de explotación por 15 años libre de cualquier otro gravamen, a lo que se sumó el tratado de 1874 ya citado. Entre 1870 y 1876 varias empresas comenzaron la explotación de salitre a despecho de la injusta exclusividad de la Compañía de Salitres pero sin llegar nunca a competir en poder y eficiencia con ésta.
Cabe aquí recordar que importantes miembros del gobierno de Chile, empezando por el Presidente Pinto, algún ministro de su gabinete y jefes chilenos de la campaña militar del 79 eran accionistas de la Compañía de Salitres, lo que explica la diligencia en su defensa intransigente.
El 14 de febrero de 1878, ante la evidencia de la pobreza de la región, las consecuencias del terremoto de 1877 y la largueza con la que se habían hecho las concesiones, el gobierno de Bolivia decidió imponer un impuesto de 10 centavos por tonelada exportada de salitre a la Compañía. La disposición pasaba por alto el tratado de 1874 entre Bolivia y Chile y el contrato de 1873 con la Compañía de Salitres, ambos documentos decían expresamente que la explotación de salitre y guano estaban liberadas de cualquier gravamen. La decisión estuvo en suspenso hasta diciembre de ese año. En enero el prefecto antofagastino embargó los bienes de la Compañía y el I2 de febrero de 1879 el gobierno rescindió el contrato, sobre el supuesto de que al extinguirse el compromiso quedaba resuelto el tema del respeto al tratado de 1874. Pero era tarde, Chile tomó al vuelo la excusa que le daba la nueva ley y decidió la agresión, había encontrado la razón que esperaba para atacar y lo hizo.

INVASIÓN DE ANTOFAGASTA

El 14 de febrero de 1879 se produjo la invasión. Los habitantes antofagastinos vieron en el horizonte el humo del blindado Cochrane y la corbeta O'Higgins que se sumaban al blindado Blanco Encalada surto en el puerto varios días antes. El prefecto Zapata carecía de un mínimo de efectivos con que encarar una defensa por lo que el desembarco de las tropas chilenas que en número aproximado de 200 tomaron la plaza fue un paseo. Los chilenos obligaron a Zapata, los funcionarios bolivianos y los pocos guardias armados, a abandonar la ciudad. De los 6.000 habitantes de Antofagasta, 5.000 eran chilenos y solo 600 bolivianos, el resto de varias nacionalidades. La población chilena celebró la invasión y el señor Hicks representante de la Compañía de Salitres furibundo antiboliviano fue liberado y recuperados los bienes de la empresa. Chile defendía cumplidamente los intereses del capitalismo inglés. Dos días después, el 16, los chilenos tomaron el centro minero de Caracoles.
La invasión inició unilateralmente el conflicto bélico. Al no existir líneas telegráficas en nuestro territorio, la noticia llegó a Bolivia por la vía de Tacna. El vapor Amazonas llegó al atardecer del 19 de febrero a Tacna con la noticia, el cónsul boliviano Manuel Granier escribió una carta al Presidente y la envió con el chasqui Gregorio Collque (Goyo) que hizo el máximo esfuerzo y cubrió la distancia a La Paz en cinco días. El 25 le entregó la carta a Daza. El 26 el gobierno hizo una proclama a la nación comunicando la agresión y estableciendo los aprestos para la defensa.
El ataque llegaba en un pésimo momento para Bolivia, una inclemente sequía en 1878 había generado desabastecimiento en los mercados, hambruna, peste y gran mortandad.

AVAROA, CABRERA Y LA DEFENSA DE CALAMA

El 21 de marzo continuó la ofensiva chilena apoyada en la fuerza de su escuadra marítima y se produjo la toma de Cobija y Tocopilla. En Calama dentro del territorio atacameño se organizó la defensa, al mando de Ladislao Cabrera apoyado por el prefecto de Antofagasta Severino Zapata y un contingente de 135 hombres. Los atacantes chilenos que venían de Tocopilla eran 544. Los defensores se parapetaron en varios puntos de las afueras de la población y resistieron valientemente los ataques de la caballería chilena bajo la enérgica conducción de Cabrera.
Aunque tenía varios flancos, la agresión se concentró en el puente del Topáter sobre el río Loa. Después de repeler un par de andanadas el grupo en el que estaban Eduardo Abaroa, Juan Patino y Saturnino Burgos intentó un contraataque, pero la superioridad numérica chilena arrasó a los defensores, muchos quedaron muertos otros se retiraron ante la inutilidad de la defensa, pero Eduardo Abaroa herido en la garganta se negó a la retirada y enfrentó a un contingente de más de 100 soldados de Chile. Sólo, disparó y mantuvo a raya a los atacantes hasta que se le acabó la munición, estaba ya muy débil por la sangre que manaba a borbotones de su garganta. Los oficiales chilenos le intimaron rendición y el hombre, convertido en un emblema de la nación respondió con la frase que lo llevó a la inmortalidad ¡Qué se rinda su abuela carajo! Dos disparos le segaron la vida. Las tropas invasoras tomaron el lugar, pero admiradas por el valor del héroe lo enterraron en el cementerio de Calama.

PARTICIPACIÓN DE PERÚ EN LA GUERRA

Bolivia envió a Serapio Reyes Ortiz a Lima con el objetivo de poner en funcionamiento el tratado secreto de 1873. Era Presidente del Perú Mariano Ignacio Prado. Los peruanos habían olvidado el pacto y el entuerto no era lo más deseable, pero aceptaron el compromiso. Las autoridades chilenas, enteradas desde antes de ese pacto, se dieron cuenta de que la entrada del Perú era inminente y de igual modo que agredieron militarmente a Bolivia, el Presidente de Chile Aníbal Pinto pidió autorización a su congreso para declarar la guerra y oficialmente la declaró el 6 de abril de 1879.
Perú cargó los gastos bélicos a Bolivia con el argumento de que se unía a nuestro país para defender los territorios bolivianos tomados por Chile y no su propia heredad. Después de ardua negociación se avino a recibir como pago el 50 % de las rentas aduaneras de Bolivia hasta un máximo de 400.000 pesos.
Chile intentó desde el principio de la guerra romper la alianza.  El canciller chileno Santa María buscó convencer a Bolivia de abandonar al Perú y aliarse con Chile, para ello pidió al prestigioso historiador boliviano afincado en Santiago Gabriel René Moreno, llevarle al Presidente Daza un documento que se conoció como las “Bases Chilenas” para un acuerdo con Bolivia.
René Moreno cumplió con el cometido convencido de que se trataba de una responsabilidad patriótica hacer conocer ese punto de vista al mandatario.  Las bases se pueden resumir en: 1 Chile y Bolivia se alían en contra del Perú. 2. Bolivia reconoce la soberanía chilena hasta el paralelo 23.  3. Chile se compromete a ayudar a Bolivia a apropiarse de parte de la costa peruana (Tacna y Arica).  4. Chile proporcionará a Bolivia armas y dinero para la guerra.
Daza después de conocer la propuesta la rechazó de plano encargándole a René Moreno llevar el mensaje a Santa María.  Por esta misión el intelectual cruceño fue acusado en diversos círculos del país.

BATALLA DEL ALTO DE LA ALIANZA

El nombramiento de Campero como Presidente provisional el 19 de enero de 1880, realizado por la precaria junta instalada en La Paz tras la caída de Daza (28 de diciembre de 1879), coincidió con uno de los momentos más dramáticos de la República, la pérdida de nuestra costa marítima y el fin de la guerra para Bolivia.
La designación del nuevo Presidente tuvo que ver precisamente con el convencimiento de que Campero tenía los conocimientos militares suficientes come para ponerse al frente del ejército boliviano y eventualmente del ejército aliado estacionado en Tacna que vivía fuertes tensiones. Este punto de vista se mantuvo a pesar de su desafortunada conducción de la Quinta división. Entre enero y marzo la “junta” de Uladislao Silva forcejeo para hacerse del poder e incluso apresó a Campero por algún tiempo en Viacha, pero finalmente se impuso la razón. En abril de 1880 Campero partió hacia Tacna al frente de una nueva división de 1.500 soldados para encontrarse con las fuerzas Perú-bolivianas. La llegada del Presidente apaciguó el enfrentamiento entre el mando boliviano en manos del coronel Eliodoro Camacho y el peruano bajo las órdenes del contralmirante Lizardo Montero. Campero unificó criterios y asumió el mando aliado con el beneplácito del Presidente peruano Nicolás de Piérola.
La batalla se inició el 26 de mayo de 1880. El objetivo chileno era Tacna y para ello había preparado un ejército de 19.000 hombres al mando del general Manuel Baquedano. Las fuerzas aliadas sumaban sólo 12.000 efectivos, 6.500 peruanos y 5.500 bolivianos. El terreno era desértico con grados extremos de sequedad, el cielo despejado alternaba con períodos de densa neblina, llamada camanchaca, temperaturas de hasta 28 grados en el día y frío intenso en la noche. Las fuerzas de ambos bandos se estructuraban en base a la infantería, caballería y artillería en ataque frontal y cuerpo a cuerpo, con la entrada de oleadas de cargas de caballería y cobertura con martilleo de cañones. La continuidad del desierto se rompía en la meseta de Intiorco, donde se instaló Campero. El lugar fue bautizado como “Alto de la Alianza”, una de las versiones sobre este nombre indica que surgió de la decisión chilena de ponerle en Tacna un alto definitivo a la alianza Perú-boliviana, los defensores abrieron tres frentes de batalla. Entre las nueve de la mañana y las tres de la tarde se combatió fieramente, el episodio más destacado fue la intervención heroica de los colorados de Bolivia que cargaron para reforzar la debilitada ala izquierda del coronel Camacho. El empuje de los colorados representó un fuerte avance aliado que hizo retroceder a la primera división chilena y resistió con entereza la carga chilena de caballería de Yavar. Allí estuvieron el coronel Felipe Ravelo, Bustillo, González y otros jefes. Fue el último momento en que se pudo pensar en una victoria aliada. Los chilenos tenían en reserva una división y casi toda su caballería. El ataque final de Chile terminó por desmoronar a los aliados, agotados por la fallida incursión de la madrugada anterior, inferior en número, escasa de munición, sedienta y seriamente diezmados. Más de 5.000 muertos y heridos con una alta proporción de jefes y oficiales quedaron regados en el campo. Los destacamentos Murillo y zapadores de Bolivia y Tacna del Perú, fueron la última resistencia. Tacna cayó en manos de los chilenos al final de la tarde.
La batalla del Alto de la Alianza selló la suerte de Bolivia. Las fuerzas comandadas por Campero emprendieron la retirada hacia los Andes. Esa fue la última batalla de la guerra del Pacífico en que participaron las armas bolivianas. Perú, en cambio, sufrió la guerra tres años más, hasta 1883. Los chilenos ocuparon Lima y buena parte del territorio peruano por más de un año.

NEGOCIACIONES POSTGUERRA

El 11 de junio de 1880 se produjo el último intento por mantener la alianza Perú-boliviana sobre la nostalgia de la confederación del gran prócer Andrés de Santa Cruz. El ministro de RR.EE. de Perú Pedro José Calderón y el ministro plenipotenciario de Bolivia Melchor Terrazas, firmaron el protocolo preliminar para la creación de los Estados Unidos Perú-bolivianos que contemplaba la fusión de los departamentos de Tacna y Oruro, Potosí y Tarapacá, dejaba pendiente la capital y determinaba un Presidente elegido por voto directo con cinco años de mandato. Las circunstancias no permitieron que un proyecto así pudiera siquiera considerarse. La decisión de Chile expresada en 1839 de destruir la confederación era clara y se mantenía vigente, más aún ahora que había vencido militarmente y ocupaba territorios de Bolivia y Perú.

  1. En este contexto llegó la primera reunión de paz propiciada por el secretario de estado de EE.UU. William Evarts. El 22 de octubre de 1880 se reunieron en la goleta norteamericana Lakawana estacionada en Arica. Eulogio Altamirano, Francisco Vergara y Eusebio Lillo por Chile, Antonio Arenas y Aurelio García por Perú y Crisóstomo Carrillo y Mariano Baptista por Bolivia. Chile habló claro. Quería la cesión de los territorios de Perú y Bolivia ubicados al sur de Camarones, un pago de 20 millones de pesos, devolución de bienes chilenos despojados en Perú y Bolivia, ruptura definitiva de la alianza Perú-boliviana y retención temporal de Moquegua, Tacna y Arica. Por lo bajo los delegados chilenos propusieron a Bolivia cederles Tacna y Arica a cambio de la aceptación de las restantes condiciones (hasta mes del siglo, los coqueteos chilenos con Bolivia ofreciendo los puertos peruanos fueron permanentes). Eran condiciones imposibles, la conferencia fracasó. Chile inició la campaña de Lima y en los hechos la mayoría de las exigencias terminaron por cumplirse por la fuerza.




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